Los bellos sonidos cristalinos producidos por los cuencos de cuarzo pueden absorber energías de baja frecuencia (negativas), transformarlas y devolverlas con otros patrones energéticos renovados, es decir a un nivel vibracional más elevado, afectando estos no solo a nuestro cuerpo físico, sino también a nuestros cuerpos sutiles y estados de conciencia.